VITACINEMA

Si la vida imitara al cine

domingo, 17 de enero de 2010

'47 ronin' de Hiroshi Inagaki


Hoy he visto la historia de los 47 ronin, película de 1962, del director japonés Hiroshi Inagaki. A pesar de sus 207 minutos, que me han hecho verla en dos días, he quedado prendada. Como buena obra maestra he terminado llorando de emoción.
He de reconocer que siento predilección por el cine japonés pero esta película conquistaría hasta alguien que no hubiese visto nunca nada procedente del imperio del sol naciente.
La historia nos sumerge en una disputa entre un viejo ruin, Kira, que obliga a un noble samurai, Asano, a sacar su espada en un recinto sagrado y esto lo condena a realizarse seppuku ( suicidio ritual o harakiri) dejando a sus vasallos, su familia y sus bienes sin futuro.



Sus samurais se convierten en ronin (samurai sin señor al que servir) y durante mas de un año trazan un plan para vengar a su señor.

"Esta legendaria historia se hizo muy popular en la cultura de Japón, porque muestra la lealtad, sacrificio, persistencia y el honor que las buenas personas deben preservar en su vida diaria"

Y la película nos muestra todo un sistema de vida, de costumbres, un tipo de vida que aún no había perdido su sentido. Es bonito ver como el director cuida el vestuario para cada tipo de personaje, ocasión, hora o momento. Nos ayuda a comprender ese mundo que tanta importancia da a los pequeños detalles y en el que cada uno tiene su objetivo.
No es una vida justa, ni extremadamente feliz, pero es normal, estamos en el siglo XVI. A pesar de que toda su vida pertenece a su amo intentan encontrar amor, cariño, respeto y unos profundos sentimientos que no parecen que puedan encontrarse en unos guerreros.
Esta cinta desprende poesía. Tiene una fotografía y una puesta en escena impresionantes y unos actores que embrujan.


Yuzo Kayama, que interpreta al noble Asano, Toshirô Mifune, que no interviene directamente en la venganza pero ayuda y admira a los ronin como otro samurai sin señor que es. Koshiro Matsumoto que representa magistralmente a Oishi, el principal ideólogo de la gesta. Aunque hasta los personajes mas pequeños componen este puzzle, donde la vida es algo tan sutil como un pétalo que cae y la muerte tan significativa como lograr un respeto para el resto de nuestros descendientes.
No me puedo resistir a estos altos grados de romanticismo, de honor, de belleza sublimes. Estos japoneses han conquistado mi corazón, lo confieso.