VITACINEMA

Si la vida imitara al cine

sábado, 9 de octubre de 2010

La paura


El otro día fuí a enviar un paquete y el encargado estaba de trabajo hasta arriba. Mientras ordenaba su trabajo para poder atenderme le dije que si quería quedarse con un gato pequeño. El me contó que de pequeño había tenido perros y gatos y que luego había sufrido mucho cuando murieron. Y que de ninguna manera quería que sus hijos volviesen a pasar por esa experiencia.
Iba a rebatir sus argumentos pero, en vez de eso, me quedé mirándolo mientras martilleaba con sus largos dedos el teclado.
Había vivido, tenía la cara cansada y arrugas y le faltaba pelo. Sin embargo tuve la sensación de que no se había enterado de nada.
¿Como vamos a desterrar el sufrimiento de nuestras vidas?. ¿O como somos tan ingenuos de creer que podemos desterrarlo?. Y que me decís de pretender proteger a nuestros hijos de todo mal.

Pero eso es lo que hacen los buenos padres, supongo. De todas formas dejar de disfrutar de esos preciosos momentos de nuestras vidas porque terminarán en algún tiempo futuro...
¿No es la vida eso mismo? Momentos de felicidad y pérdidas que se suceden interminablemente.

Aunque, cuando envié mi paquete y me despedí de ese buen padre me volví un momento y pensé que no estaba situada tan lejos de los sentimientos de aquel hombre precavido.
No tengo aún miedo de sufrir por mis hijos ni por ninguno de mis seres queridos. Bueno si temo la pérdida de quién quiero pero no tengo miedo de vivir. Sé que desgraciadamente se sale adelante, se superan todas las tristezas y, aunque no se olvida a los que se fueron, se aprende a vivir sin ellos una nueva vida menos hermosa, diferente.

Sin embargo, desde hace unos años no hago amigos. Conozco a gente agradable y sincera. Gente que comparte mis gustos por el mismo cine, la misma literatura, el mismo sentido de la vida pero no me entrego, no como antes. Y ellos lo adivinan, con el tiempo. No saben por qué tardo en contestarles a sus mensajes o evito demasiada intimidad. Supongo que piensan que no me interesan y doloridos se marchan de mi vida.

Y, a pesar del esfuerzo empleado, sufro. Por ellos, por hacerles daño, por no poder decirles que tengo miedo de ese sufrimiento mucho mayor que es el del abandono cuando un amigo ya es parte de mi vida.

Pero me dura poco, comprendo que es lo mejor. En mi cómoda situación ya nunca mas sentiré el dolor terrible de la traición. En mi mundo oculto y misterioso donde soy Bela para siempre.