VITACINEMA

Si la vida imitara al cine

sábado, 25 de diciembre de 2010

De héroes y tumbas


Espartaco fue un esclavo romano nacido en la provincia de Tracia (actual Bulgaria). Fue el responsable de la mayor rebelión protagonizada por esclavos contra Roma. Aunque finalmente fue traicionado y hecho prisionero su hazaña es digna de ser tenida en cuenta aún hoy en día.
Su influencia fue causa de una serie de sucesos socioeconómicos producidos por los esclavos ( base del trabajo) que terminarían mucho después en la caída del imperio romano.

En estos tiempos, dos mil y pico años después (113 a.C.- 71 a.C.) las cosas no han cambiado gran cosa para mucha gente. Y por qué hablar de Espartaco el día de Navidad??
Cabe la posibilidad de que hagan una reposición de la gran película de Kubrick. Pero no es esa la razón.
El tema de Espartaco surgió ayer, recordando todas esas películas que, a mi hermano y a mí, nos han marcado en la infancia. El se acordaba de muchas de las escenas ( y no porque la haya visto mil veces de nuevo como yo) y se emocionaba con todo ello.
"Es que mi hermano es un sentimental"...dije a modo de explicación al resto de amigos mientras nos tomábamos una copa en un bar irlandés de esos donde la cerveza es dulce, oscura y con mucha espuma.
Luego pasó por allí la chica china con anillos con luz y las manos heladas de frío y acabé convenciendo a todos para que nos comprásemos unos anillos horribles para ayudarla a llegar antes a casa.
Manuela y yo fuimos juntas al baño, que curiosamente estaba dentro de un hotel y vimos una mujer que mantenía los baños limpísimos. Mi amiga dijo: "no me digas que esto no es clasista". Esta señora tenía una cofia, un delantal, un trajecito que recordaba a las criadas de hace años aquí en España. Sí, sin duda aquello era clasista, racista y seguro que le pagaban fatal.
Para colmo había unos pijos en la barra que parecían salidos de la serie "Cuéntame" en el capítulo dedicado a los 80.

Ayer fue un día en la ciudad, donde las diferencias sociales, la crisis, el paro, los inmigrantes en busca de trabajo y los señores que nunca cambian hacen que todo sea mucho más radical.
Ayer fui consciente de que vivo un tanto apartada del mundo, con personas que respetan a los demás, que intentan que su felicidad sea parte de la de los demás, que no olvidan que esa gente que está obligada a trabajarse la calle todos los días lo pasa mal. Y que piensa que los extranjeros que nos acompañan todos los días en nuestra vida tienen lejos a su familia ( y mas en días como estos).
Ayer me dí cuenta en que todo esto es un caldo de cultivo ideal para cambios políticos radicales.
Ayer me acordé del juez Garzón y de la magnífica entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo en el último día de una cadena estupenda, CNN+. Y brindé por él en mi corazón.

Y es que no hay nada mejor que un viaje etílico con un grupo de amigos para ver como está el mundo... "los niños y los borrachos siempre dicen la verdad".

No me digáis que os sorprendería mucho que surgiera un nuevo Espartaco, de Tracia, Ecuador, China o Senegal y que le diera a todos estos señores un poco de su propia medicina.

Reconozco que es una extraña reflexión para un frío día de Navidad, pero no puedo evitarlo, como mi hermano, soy una sentimental.