VITACINEMA

Si la vida imitara al cine

jueves, 7 de agosto de 2008

"eso es lo que quiero yo"




En mi infancia y desde que puedo recordar, los mitos griegos me encantaban. Y desde que mi hermano mayor convenció a mi padre para que comprara aquella enciclopedia que nos acompañó toda la vida. En ella aparecian en negrita los nombres de Heracles, Prometeo, Narciso, Ekho, Atlas, el can Cervero, Cástor y Pólux u Orfeo y Eurídice.

La historia de estos últimos me cautivó. Los mitos no eran más que una explicación de la realidad que nos rodea, una forma de echarle la culpa a los dioses, al destino, y a los propios mitos de las desgracias, debilidades o temores que rodeaban a nuestros antepasados los griegos.

Orfeo era el esposo de la ninfa Eurídice de la que estaba loquito del todo. Era famoso por haber inventado la lira y tocarla con tamaña maestría que era capaz de amansar a las fieras que se sentaban a escucharle e incluso los seres inanimados como rocas o ríos cambiaban su orientación o cesaban de moverse para escucharle extasiados . ¡que flipe!, no?.

El y la ninfa eran muy felices pero...(como siempre, hay un maldito pero)... un día que ella paseaba por el río un pastor enamorado la persiguió y en la huida, Eurídice piso una serpiente, (comunmente llamada bicha) y murió.
Vamos que se fue a los infiernos, el mundo de Hades para los abuelos griegos, y parecía que la cosa no tenía mucha solución, mas que llorar y llorar.

Sin embargo Orfeo era un hombre de mundo...y de recursos y su habilidad con la música había que aprovecharla. Total no había nada que perder.
Se dirigió a los dioses del Olimpo y se puso a tocar y tocar y cantar y cantar lamentando la muerte de su esposa. Debió de ser para deshidratarse vivo pero, hijo mío, con los dioses hemos topado y no los conmovía...ni Orfeo.
Así que se fue y lloró y lloró , tocó y tocó y cantó y cantó y la gente ya no podía mas de pena.
Como empezó a ver que iba a provocar un suicidio en masa y además los dioses empezaban a mirarlo de reojo con la cara del que mató a Manolete, Orfeo desconsolado decidió poner en marcha 'el plan B'.

Ni corto ni perezoso, atravesó la laguna estigia con Caronte ( que con ese arte que le acompañaba no había quién se resistiera), y cogió camino para los infiernos, que debía pasar por 'el vacie' ese del que habla Sonu, pues se acojonó un poco, pero una vez que llegó a las puertas se armó de valor y empezó a tocar su lira como solo él sabía. Debía de ser algo como Jimi Hendrix con su guitarra...



...pues Proserpina, la reina del infierno, decidió que ese hombre merecía otra oportunidad, pues ni entonces ni ahora había esposos tan entregados y solícitos.
Y dejó que Eurídice cogiera puerta y se fuera con su amado esposo, eso sí...(como siempre hay un maldito eso si)... que la debía llevar por aquellos sitios horrorosos sin mirarla y ella iría detrás sin que Orfeo pusiese mirarla hasta que no estuvieran de vuelta en la laguna Estigia.

Y así pasaron y anduvieron rodeados de jeringuillas, ladrones y delincuentes( bueno, es un decir) y fueron bastante lejos ,Orfeo delante con la lira colgada y Eurídice detrás muy contenta.
Cuando Orfeo vió de lejos la laguna se le aflojaron las piernas de felicidad y pensó que lo había logrado .Lo mismo que pasa en todas las películas en las que unos atracadores inteligentes, guapos y atractivos consiguen el botín y están a punto de escapar pero pasa algo.

Pues a Orfeo se le ocurrió que tanto tiempo andando por esos lares y sin sentir tan siquiera un suspiro de su esposa era bastante sospechoso. Y cometió el famoso error que todos cometemos alguna vez, o varias, o millones de veces en la vida, ser vencido por la curiosidad.

Orfeo desoyendo las órdenes de Proserpina volvió la mirada y Eurídice le seguía pero en ese momento fue arrastrada de nuevo a los infiernos.
El final mejor ni lo cuento pues es como él de las películas de atracadores pero sin sorpresa. ¡un absoluto desastre!.

De todas formas lo que a mí más me gustaba era esa alucinante forma de explicarte como todos podemos ser vencidos por la tentación, por la curiosidad, por la intriga, por lo desconocido, o simplemente por la impaciencia.

Ahora me flipa el mito en sí. Ese Orfeo decidido a salvar a su esposa a toda costa.
En 'el hijo de la novia' cuando Natalia Verbeke le explica a su novio, Ricardo Darín que el amor que siente el padre de él por su madre (Héctor Alterio y Norma Aleandro) es su concepto de amor perfecto dice:

"eso es lo que quiero yo"

También yo quiero eso, un Orfeo que vaya a buscarme al reino de Hades si hace falta y que cuando estemos llegando a la laguna Estigia, confíe y me presienta y no se deje vencer por la curiosidad ni la tentación y me lleve de vuelta a la vida. Y no se olvide que podemos conmover a todos con la lira pero solo una vez a Proserpina, solo una vez a Caronte, solo una vez tendremos esa hermosa oportunidad de vencer al maldito destino.

5 comentarios:

ortiga70 dijo...

Eso es lo que todos queremos dulce Bela. pero que sólo unos pocos (entre los que me incluyo)tenemos(afortunadamente el amor llamó a mis puertas hace ya mucho, mucho tiempo y me pasó como en Dolls(esa obra maestra de Takeshi Kitano),cuando eso te ocurra a ti, lo comprenderás...Pero eso no tiene nada que ver,por ejemplo,por tener amigas como tu, Sonu o Donna..Al menos así lo veo yo....Y a Caronte espero verlo dentro de mucho tiempo...cuando las canas ya no me dejen pensar y sea un viejo decrépito.
Me ha encantado tu post(como siempre escribes con el corazón, como yo y eso para mi es muy importante)-

Unknown dijo...

La historia de Orfeo es la historia de la humanidad: al final siempre la cagamos. Los mitos son metáforas de la vida porque hace dos mil años ya estaba todo dicho o pensado. La condición humana es como es, y por mucho amor que se sienta, hay fuerzas incomprensibles que nos arrastran hacia, a veces, los bajos instintos, y otras, hacia la más triste de las soledades. Pero siempre hay otro mito que te da esperanza, y es el del ave fénix.

Alicia Nieto dijo...

Que hermosa alegoria,Bela,quien mas o menos no ha dicho en su vida eso,eso mismo quiero yo,aun pasando los años,una no desespera.Besos.

Amelie dijo...

Ey, ¡a mí también me gustan mucho los mitos griegos!

Andriu dijo...

Hola Bela:
Tanto remar para ir a morir a la orilla, no? Se me ocurre que Orfeo podría haberle dejado la lira a Eurídice para que de tanto en tanto ella tocase una notita y así su malsana curiosidad no habría echado al infierno lo que tanto le costó sacar de él, je, je. Me ha gustado el punto irónico que le has dado, Un saludo.